Ana y Bruno: ‘Carrera’ hacia la imaginación
El director Carlos Carrera fue perseverante, y tras una década de espera, este 31 de agosto por fin llegará a las pantallas la historia de ‘Ana y Bruno’, donde duendes, niños, amigos imaginarios y hasta elefantes rosas se reúnen en una mágica historia.
Por Daniela Nuño / Loft Cinema “Es para lo que se hacen las películas, para compartirlas con el público y por fin, luego de años con la película terminada y guardadita, vamos a poder mostrársela al público, en otros lugares, además de festivales, y me da mucho gusto porque es una película que sucede en México, que está hablada en mexicano y aunque es una historia universal, pero focalizada en el pueblo mexicano”, afirma en entrevista Carlos Carrera, el cineasta creador también de cintas como ‘El Crimen del Padre Amaro’. “Cada película es un bebé muy deseado y ésta no es la excepción, yo entré al cine porque quería contar historias de animación, no de ficción y la vida me llevó afortunadamente a dirigir ficción también y por fin con ‘Ana y Bruno’ logré, pues lo que quería hacer desde niño, que es un largometraje de animación, había hecho cortometrajes, pero ahora sí logré lo que esperé desde siempre”, confiesa entusiasmado. El proceso fue muy largo, para cumplir su sueño, Carlos se embarcó en una campaña que involucró a todos los sectores de la sociedad durante más de una década, pues su cinta era muy cara, y aunque hubo momentos que tuvo que parar debido a los presupuestos, nunca cesó en el intento por lograr su mejor historia. “La tecnología se movió muchísimo, del primer render que estábamos planteando a lo que se pudo hacer al final, y a lo que se quedó en el camino por empezar a hacerlo hace mucho, pues sí pasó un gran lapso, para bien, y lo bueno que tiene la película es que la pretensión nunca fue competir contra la última tecnología, fue más bien una apuesta a los diseños, a los personajes, a la historia, a las atmósferas, a la actuación, entonces pues tampoco nos pegó tanto este adelanto tecnológico”, manifiesta confiado de que su producto es de la más alta calidad y una historia entrañable. “Si la quieren ver como las películas más modernas con gran tecnología, como con 30 veces el presupuesto con el que se hizo Ana, pues entonces sí vas a ver diferencias”, señala y sonríe. Animación cómo debe ser ‘Ana y Bruno’ terminó siendo, luego de tanto tiempo en la realización, la película más cara de la animación mexicana. Su presupuesto está en los 104 millones de pesos, según su productor. Sin embargo, este amplio presupuesto no es ni una décima parte de lo que cuesta una de las producciones animadas de Hollywood. La técnica de la voces fue a la ‘antigüita’: Planteó la historia, se hicieron los primeros dibujos, se reclutó a los actores y con base en nada… inició la película, con las actuaciones que luego serían ilustradas. “Así es como normalmente se debe hacer, muchas veces ahora no se hace así, pero así es mejor, cuando incorporas lo vivo, lo de los actores y hasta logras que los personajes sean reales, de repente muchos gestos los puedes incluir, por ejemplo tienes a Regina y cosas que hace la actriz las incorporas… es totalmente vivo”, analiza. “No se queda la película como fue escrita, siempre suma el espacio de improvisación que se da a los actores y también hicimos algo que técnicamente complica todo, que es tener a los actores conviviendo, hablando al mismo tiempo y encimándose las voces”, menciona orgulloso de su forma de hacer cine animado. Su inspiración Carlos Carrera es un cineasta consagrado en nuestro país que ha logrado tener grandes éxitos en cartelera y hasta ha dirigido la Academia Mexicana de Cine, pero en el fondo no deja e ser aquel niño soñador, que se emociona con este nuevo sueño cumplido. “Me inspiran muchísimas cosas, en particular Ana y Bruno no es una historia que nació de mí, yo la complementé, pero lo que me interesa siempre es contar cómo a pesar de que la realidad presente obstáculos, siempre hay manera de enfrentarlos. “En ‘De la Infancia’ que también es de niños, se trata de cómo los niños sobreviven a una situación a través de la imaginación o cómo pueden sortearla, y pues aquí también”, menciona. “Mi dificultad de comunicación desde niño fue lo que me hizo hacer animación, yo dibujaba en lugar de platicar las historias y sí con mis hermanos siempre jugábamos a que teníamos un canal de televisión y hacíamos muchos personajes y hacíamos historias y todos los juegos eran como ver una película”, recuerda. ¿Tuviste amigos imaginarios?, le cuestionamos. “No tuve amigos imaginarios hétereos sino que los materializaba, les daba vida en plastilina o en papel mache, y luego llenaba mi casa de muñecos que mi madre los tiraba a la basura, porque ya era demasiada invasión de espacios”, dice sonriente. “Mis monstruos son muchos pero son amables, se ven medio feos pero son buena onda”, Carlos Carrera, Director de Ana y Bruno. “Es frondosa, es voluptuosa, da mucho, es sensual, es rosa, es pestañuda y bella… es celosa también y pues básicamente Rosy y yo somos muy yo”. Regina Orozco, ActrizLe echan ‘flores mexicanas’ a Netflix
Desde hoy el mundo podrá adentrarse en la vida de una familia muy particular y se enterará de todos sus oscuros secretos
Por Daniela Nuño / Loft Cinema
Verónica Castro está de regreso y se atrevió a hacerlo por la puerta grande, como protagonista del primer melodrama mexicano llevado a Netflix, “La Casa de las Flores”, que a partir de hoy está disponible en el streaming, y lo único que le preocupa a la multifacética actriz es la manera en la que las nuevas generaciones y su público de toda la vida la recibirán.
“Los millennials quieren más carnita”, asegura Verónica, “y si ya se acabó la carnita, ‘next’… para mí es muy importante que me digan cuál es el ‘next’ ¿qué les gustaría para mí?”, señala divertida, quien da vida a Virginia, una madre de familia que empieza a descubrir mucho secretos en casa y recurre a métodos no muy ortodoxos para resolver sus problemas.
“Y por otro lado, ¿qué hago con mi gente que tengo capturada desde hace tantos años?, estoy sufriéndola, porque pueden decir ‘¡no, ya la perdimos!’, y como quisiera traer a toda esa gente, decirles ‘vamos a ponernos más flojitos, vamos a cooperar porque si seguimos así de duros, nos va a costar mucho trabajo brincarla”, contesta sincera, y es que se refiere a que es momento de que las formas de contar melodramas se renueven y todo el mundo se conecte con los medios electrónicos, sin tabúes, pero eso sí con mayor calidad.
El director de la serie, Manolo Caro, no buscó descubrir el hilo negro, en lo que trabajó es en “renovar” el melodrama y hacer de lo que ‘mejor saben hacer los mexicanos y que han hecho por décadas’ un nueva forma de contar las historias para entrar en el gusto de los millennials y centennials para seguir a la vanguardia.
“Estamos haciendo la versión telenovela o melodramas para plataformas, redes sociales y eso es totalmente nuevo para mí, de verdad es un reto padrísimo y estoy super agradecida: estoy vieja, estoy cansada, no estoy tan sana como creen, me pasaron muchas cosas en el camino de esta vida y no estoy como antes y que te llamen a trabajar en Netflix, que te den un papel estelar… la verdad es que yo sí tengo muchas cosas que agradecer”, destaca la actriz que nació en 1952.
Por su parte, Cecilia Suárez y Aislinn Derbez, quienes también forman parte de la familia de ficción en “La Casa de las Flores”, señalan que participar en esta nueva serie fue un reto mayor pero muy divertido.
“En mi opinión, lo que debía pasar en las telenovelas es esto que está haciendo Manolo, es el melodrama llevado a más, contando realmente cosas que nos transparenten, la telenovela se estancó en un formato que funcionó hace 30 años, pero que ya hoy no conduce a mucho y por eso los demás formatos triunfaron”, señala Cecilia, quien personifica a la hermana mayor con un acento bastante peculiar, un poco chocante que va de acuerdo al personajes durante toda la primera temporada.
“Esta serie se diferencia de las telenovelas por todos los temas tan extravagantes que toca”, menciona Aislinn, “si pusieras esto en cualquiera de las televisoras en horario estelar, yo creo que se vuelven locos, porque no están acostumbrados a tocar estos temas tan de doble moral o de diversidad sexual, tan abiertamente como lo toca Manolo y con este humor negro”.
La historia de “La Casa de las Flores”, está distribuida en 13 capítulos y sorprenderá por sus matices, su evolución y la forma cruda de tocar su temática.
“La moral es lo que las familias queríamos que se guardara y todavía se sigue guardando en su mayoría, porque todas las familias vivimos en este presente pero todas tienen sus secretos, y los secretos de su familia no los pueden contar, las joyas de la familia no se deben enseñar”, confirma Verónica.
“La moraleja es la historia es que no hay moraleja, la vida es así, cada ser humano viene con sus células totalmente diferente a la otra y no hay nada que ver, los hijos pueden ser cinco y son como los dedos de la mano, todos son diferentes, cada uno tiene su personalidad y cada uno va a hacer de su vida su cacahuate que ellos elijan, esa es la bendición de la creación”, e invitó a los usuarios de Netflix a ver la serie con la mente abierta para digerir lo que ahí sucede.
“Estoy un poco confundida, porque a mí Manolo me habló para hacer un drama de una mamá que tiene problemas con la familia y que vende flores, todo era dramático para mí y entonces ahí empieza todo y nomás de pensar lo que le pasa a esta mujer, yo no sé que haría, me vuelvo loca, me doy un tiro”, concluye divertida.