Author Archive
admin2817
Aquarela o la inmensidad del hielo
El documental del ruso Victor Kossakovsky, que se encuentra fuera de concurso en Venecia, es coproducida por el mexicano Matthias Ehrenberg a través de Río Negro Producciones
Por Salvador Franco / Enviado Síguelo en TW: @Sal_Franco
VENECIA.- El cineasta ruso Victor Kossakovsky se embarcó en una ambiciosa misión por los glaciares de su país para retratar, a 96 cuadros por segundo, la belleza y el poder del agua convertida en hielo. El documental, coproducido por el mexicano Matthias Ehrenberg (Gloria, sexo, pudor y lágrimas), está conformado por una serie de vistas (como dirían los hermanos Lumière hace más de 100 años) del gélido paisaje ruso, su deshielo y las prácticamente nula interacción entre el hombre y el agua ene estado sólido. En la escena más impactante de la cinta, vemos con un dramatismo perturbadorcómo una desvencijada camioneta es deglutida por el hielo con todo y sus tripulantes. Segundos después dos de ellos logran escapar a la superficie, perouno más otro queda enterrado en el hielo a pesar de los esfuerzos y la impotencia de otros hombres por rescatarlo. Kossakovsky mezcla sus contemplativas imágenes con música de heavy metal para intensificar la carga dramática de lo que a todas luces es un ensayo estilístico más que narrativo. El realizador dedica su audiovisual -que ahora dudo siquiera que sea un documental- dedica su pieza a su colega y paisano Aleksandr Sokúrov, ganador del León de Oro del Festival de Venecia en 2011, un premio al que Kossakovsky no puede aspirar en esta ocasión al encontrarse fuera de concurso.
Crítica: AmoR x RomA
Por Salvador Franco / Enviado Síguelo Twitter: @Sal_Franco
VENECIA.- Si Alfonso Cuarón ya había explorado su adolescencia con la irreverente Y tu mamá también, y lo que podríamos llamar su primera adultez con la icónica Sólo con tu pareja, ahora hace lo propio con su infancia a través de la entrañable y nostálgica Roma, la cinta que lo tiene por segunda vez compitiendo por el León de Oro de Venecia. Y la explora –o revisita– de la manera más original y genial posible: a través de los recuerdos infantiles en su casa en la Colonia Roma de la Ciudad de México, en la que creció rodeado de las mujeres que lo forjaron no como hombre, sino como ser humano: su nana, su madre y su abuela. Del universo que compartía con ellas y sus tres hermanos, el cineasta eligió a su nana Libo, una mujer oaxaqueña de raíces mixtecas, para convertirla en la protagonista de un relato hablado en español y mixteco, situado a principios de los años 70 y retratado magistralmente con una poderosa fotografía en blanco y negro que él mismo dirigió. Roma narra la historia de Cleo (la no actriz Yalitza Aparicio), una empleada doméstica que es testigo casi mudo del matrimonio entre el doctor Antonio (Fernando Grediaga) y su esposa Sofía (Marina de Tavira), que desde sus primeras escenas juntos advierte su cercanía al precipicio. La cercanía de la nana con los niños difumina poco a poco la frontera entre el servicio y el afecto, hasta convertirla en un miembro más de la familia, quien pronto conocerá el amor y la decepción “gracias” a Fermín (Jorge Antonio Guerrero), un joven amante de las artes marciales que se aparecerá en su camino para robarse algo más que último tragüito de su Coca-Cola en una lonchería del centro. Es entonces que todo se estremece a su alrededor. Incluyendo la tierra, que sufre un temblor que enmarcará uno de los momentos cruciales de la protagonista. Ese episodio de inestabilidad emocional de los personajes es aprovechado por el cineasta para mostrar la volatilidad social que sufría el país en aquellos años, y que encapsula en la represión estudiantil ordenada por el entonces presidente Luis Echeverría que fue bautizado como El Halconazo en “honor” al grupo paramilitar que lo ejecutó acabando con la vida de más de 100 estudiantes que se manifestaban en las calles. Resignada a la ausencia de Fermín, Cleo continúa su vida con una familia de la que la hacen parte pero que en el fondo sabe que no pertenece, y que a la vez, le permite asomarse a una clase social que tiene a años luz de distancia. Pero a la que tampoco le interesa pertenecer. Hasta que llega el momento de enfrentar su destino, primero frente al mar en un viaje en familia (sin el padre por supuesto) a las playas de Tuxpan, Veracruz, y después ante ella misma y la fatalidad. Aún sin Emmanuel “Chivo” Lubezki ASC, AMC, su Director de Fotografía en cinco de sus siete largometrajes, Cuarón ofrece planos secuencia memorables e hipnóticos, con una cámara inquieta que no deja flotar para acercarnos cadenciosamente a la acción y sorprendernos en cada paneo que decide ejecutar. Un ejercicio estilístico que el ganador del Oscar por Gravity superó con el respaldo del Director de Fotografía Galo Olivares, que se encargó de operar la cámara Alexa 65 de ARRI con la que se filmó. Roma es a todas luces una película de autor: arriesgada, valiente, poética, nostálgica y personal, profundamente influenciada por el neorrealismo italiano y que tiene cierto sabor del mejor cine de Carlos Reygadas, quien por cierto romperá en este mismo Venecia un ayuno de seis años sin largometraje. Es además, una carta de amor a una Ciudad de México que, si bien ahora sólo existe en la memoria de los mayores de 50 años, forjó una identidad cultura que sigue resonando en nuestro presente tan fuerte como el clasismo o las manifestaciones sociales y culturales que cada día claman justicia en nuestro país. Tras los ocho minutos de ovación en la Sala Grande de Venecia, Roma se convirtió de inmediato en candidata al León de Oro, y de paso dio por finalizada la polémica generada en el pasado Festival de Cannes, donde se le negó concursar por la Palma de Oro debido a que fue producida por Netflix, quien se negó a exhibirla comercialmente en los cines franceses. Parece que el final feliz para Roma está muy cerca de llegar. *El autor, Salvador Franco, es periodista experto en cine, trotamundos y festivalero de corazón.Alfonso Cuarón se alinea con Netflix
Aunque afirmó que lo ideal es que #ROMA se vea en una sala de cine,
el director mexicano defendió la alianza con la plataforma de streaming
Por Salvador Franco / Enviado Síguelo en TW: @Sal_Franco
VENECIA.- “¿Cuándo fue la última vez que vieron una película de Bresson en el cine? ¿Y cuándo la última vez que la vieron en un formato doméstico?”, preguntó el cineasta Alfonso Cuarón antes de defender, a capa y espada, su decisión de asociarse con Netflix para la producción de ROMA, su más reciente película. “Tarde o temprano, nuestras películas van a vivir en ese formato. Creo que es bien importante el que siga existiendo la opción, pero no se trata de una cosa con la otra, sino de encontrar modelos más armónicos. Eso es todo”, expresó el cineasta ante medios de comunicación reunidos ayer en Venecia. Cuarón también negó que su sociedad con la plataforma de streaming, que lo marginó de la competencia oficial del Festival de Cannes, limite el estreno de su largometraje en las salas cinematográficas tradicionales, y afirmó que por el contrario, la alianza le dará una visibilidad que no podría conseguir de otra manera. “Esta película va a ser distribuida en muchísimos territorios, tanto en pantalla (grande) como en plataformas. “Creo que también es un poco injusto hacer ciertos juicios, cuando conocemos perfectamente las complejidades de la realidad de la exhibición y distribución de cine especializado”, pronunció el realizador cuando se le cuestionó sobre la polémica surgida a partir de su relación con Netflix. “Sabemos perfectamente que este tipo de cine, una película en español y mixteco, rodada en blanco y negro, que es un drama y no una película de género, tiene mucha dificultad para encontrar espacios donde pueda tener un gran aparador. “Eso ha sido un gran regalo que hemos tenido de nuestra relación con Netflix”, añadió, tras lo cual recordó que ROMA se rodó en formato digital de 65mm (con la cámara Alexa 65 de ARRI) y un sonido estándar para las salas de cine. “Sí, las condiciones ideales por supuesto que será una sala (de cine) y la gente tendrá la opción de eso. “Ahora lo que es realmente importante es que la película tenga cierto impacto para que con el paso del tiempo no se pierda. “Y eso depende de dos cosas: de que sea buena para que viva con el paso del tiempo y de la consciencia de que existe, y eso es algo de lo que estoy muy agradecido con Netflix en este momento que nos arropado”, finalizó.Cuarón se inspira en las mujeres de su infancia
Con ROMA, que tiene como protagonista a una empleada doméstica de origen indígena, el ganador del Oscar firma una de las películas más autobiográficas de su trayectoria
Por Salvador Franco / Enviado Síguelo en TW: @Sal_Franco
VENECIA.- “Es indudable que al menos en mi hogar, fueron las mujeres quienes llevaron la casa. No había hombres”, pronunció Alfonso Cuarón en sus primeras declaraciones sobre ROMA, la película con la que volvió a rodar en México tras 16 años y que hoy lo tiene compitiendo por el León de Oro del Festival de Venecia por segunda vez en su carrera (la primera fue en 2001 por Y tu mamá también.
Esas mujeres que lo rodearon durante su infancia, entre las que destacan niñera Libo (Cleo, en la ficción), su madre y su abuela, se convirtieron en la inspiración de la cinta con la que el ganador del Oscar por Gravity cosechó la primera gran ovación del certamen italiano.
“Esta película es estas mujeres”, señaló el cineasta, cediendo el protagonismo a sus actrices: Yalitza Aparicio (Celo) y Nancy García, dos educadoras de raíces indígenas que nunca habían actuado, y Marina de Tavira, quien cuenta con una sólida trayectoria en los escenarios teatrales e interpretó a la madre de cuatro divertido y entrañables niños (los Cuarón).
“Cuando creces con alguien que amas no cuestionas su identidad, y este proceso me forzó a ver a Libo (Cleo, en la ficción) como una mujer, y con una mujer con toda una complejidad alrededor de ella: que pertenece a las clases bajas y que tiene origen indígena.
“Y eso creó todo un punto de vista que yo no tenía, porque yo sólo la tomaba como una mamá”, añadió Cuarón desde el Palazzo del Casino, flanqueado a los costados por su Diseñador de Producción, el también ganador del Oscar Eugenio Caballero (El laberinto del fauno) y sus productores mexicano Gabriela Rodríguez y Nicolás Célis.
Filmada en blanco y negro, y fotografiada por el propio Cuarón con la Cámara Alexa 65, ROMA narra la historia de Cleo, una trabajadora doméstica de origen mixteco que se convierte en parte de una familia de clase media que pronto colapsará desde dentro.
Al mismo tiempo que es testigo, Cleo afrontará el desafío más grande de su joven existencia cuando conozca a Fermín (José Antonio Guerrero), un joven amante de las artes marciales que le mostrará el lado más oscuro de la vida.
“Había tres elementos que nunca cuestioné: uno era el personaje de Cleo, que la herramienta para descubrir esta película era la memoria y la otra el blanco y negro. Esa fue la semilla y lo respeté”, precisó el realizador, quien retrató la Ciudad de México de los años 70 con su entorno social y político, incluyendo una alusión al episodio conocido como El Halconazo*, ocurrido el 10 de junio de 1971.
“Intentamos hacer una película que no da la respuesta. Es confiar en que el espectador va a tomar las conclusiones de lo que está viendo”, finalizó.
Roma se estrenará en México a finales de este año en las salas cinematográfica y en la plataforma de Netflix al mismo tiempo.
* El halconazo o Jueves de Corpus ocurrió el 10 de junio de 1971, cuando miles de estudiantes que se manifestaban en las calles fueron reprimidos y cerca de 120 asesinados en un ataque ordenado por el Gobierno Federal —bajo la administración de Luis Echeverría Álvarez — que echó mano de un grupo paramilitar llamado Los Halcones.
** Alfonso Cuarón es director, guionista, productor y Director de Fotografía de ROMA, ya que por problemas de agenda Emmanuel Lubezki no estuvo disponible para filmarla.